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domingo, 30 de julio de 2017

EL CERDITO DIABOLICO Un día fue llamado para hacer una confesión en uno de los arrabales de la ciudad, el P.D. Vicente Pinto, de gratisima memoria para los colimenses , y fue. Después de confesar al enfermo para quien fue solicitado, y en vez de volverse por el mismo camino, tomó la vereda que se dirigía a una casucha aislada de las demás, en pleno campo despoblado. Se llegó el padre a la casucha como si fuera impulsado por misteriosa inclinación, puesto que nadie lo llamaba de allí, y penetró a aquella encontrándose con otro enfermo en estado de suma gravedad. Preguntóle si quería confesarse, a lo que el enfermo contestó que nó. El padre insistió, y el enfermó replicó que él veía pasar un hombre que le hacía señas de que no se confesara. El padre nada veía; nadie se acercaba por los contornos. Luego con su palabra humilde y convincente que todavía muchos recuerdan con piedad y con cariño, insistió con el enfermo para confesarlo, llamándole la atención sobre lo que veía, y advirtiéndole que podía ser el demonio que le evitaba así la oportunidad de salvarse . Después de algunos minutos de plática, el sacerdote consiguió que el enfermo accediera a confesarse, y se confesó. Fue oportuna la confesión, pues no tardó mucho el enfermó en expirar. Salió el padre Pinto de aquel jacal y se volvía a su casa, cuando fue acometido por un cerdo furioso que le hirió gravemente una pierna. El padre se subió, por defenderse, a un árbol, y ayudado de su ceñidor, prenda de popular de vestir que el siempre usaba, pudo de la abundante sangre que saliendo de herida, baño el tronco del árbol, cuyas raíces mordía furiosamente el cerdo, como si quisiera echar abajo el árbol para volver a coger a su víctima. El sacerdote dió grandes gritos que fueron oídos por un vaquero que pasaba por el campo en las cercanías de la casa del enfermo, y fue a darle auxilio, hablándoles a más vecinos, bajando al padre del árbol y conduciendolo a su casa, en donde padeció larga y penosa enfermedad como consecuencia de la herida. Recordando este acontecimiento estuvo por mucho tiempo un "retablo" en Lo de Villa, pues el padre creyó que milagrosamente se libró de la muerte. *LOS FANTASMAS DE COLIMA, Dr. Miguel Galindo July 30, 2017 at 07:13PM


Colima Antiguo http://ift.tt/2tVltlq EL CERDITO DIABOLICO Un día fue llamado para hacer una confesión en uno de los arrabales de la ciudad, el P.D. Vicente Pinto, de gratisima memoria para los colimenses , y fue. Después de confesar al enfermo para quien fue solicitado, y en vez de volverse por el mismo camino, tomó la vereda que se dirigía a una casucha aislada de las demás, en pleno campo despoblado. Se llegó el padre a la casucha como si fuera impulsado por misteriosa inclinación, puesto que nadie lo llamaba de allí, y penetró a aquella encontrándose con otro enfermo en estado de suma gravedad. Preguntóle si quería confesarse, a lo que el enfermo contestó que nó. El padre insistió, y el enfermó replicó que él veía pasar un hombre que le hacía señas de que no se confesara. El padre nada veía; nadie se acercaba por los contornos. Luego con su palabra humilde y convincente que todavía muchos recuerdan con piedad y con cariño, insistió con el enfermo para confesarlo, llamándole la atención sobre lo que veía, y advirtiéndole que podía ser el demonio que le evitaba así la oportunidad de salvarse . Después de algunos minutos de plática, el sacerdote consiguió que el enfermo accediera a confesarse, y se confesó. Fue oportuna la confesión, pues no tardó mucho el enfermó en expirar. Salió el padre Pinto de aquel jacal y se volvía a su casa, cuando fue acometido por un cerdo furioso que le hirió gravemente una pierna. El padre se subió, por defenderse, a un árbol, y ayudado de su ceñidor, prenda de popular de vestir que el siempre usaba, pudo de la abundante sangre que saliendo de herida, baño el tronco del árbol, cuyas raíces mordía furiosamente el cerdo, como si quisiera echar abajo el árbol para volver a coger a su víctima. El sacerdote dió grandes gritos que fueron oídos por un vaquero que pasaba por el campo en las cercanías de la casa del enfermo, y fue a darle auxilio, hablándoles a más vecinos, bajando al padre del árbol y conduciendolo a su casa, en donde padeció larga y penosa enfermedad como consecuencia de la herida. Recordando este acontecimiento estuvo por mucho tiempo un "retablo" en Lo de Villa, pues el padre creyó que milagrosamente se libró de la muerte. *LOS FANTASMAS DE COLIMA, Dr. Miguel Galindo

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